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sábado, 15 de mayo de 2010

Una buena metáfora de la ralidad

Esta es una historia japonesa con la que me topé hace algún tiempo en una de mis búsquedas nocturnas en la red. Desde el momento en que la leí se convirtió en una de las mejores cosas que he leído. Léanla:

"Érase una vez un hombre que trabajaba en una cantera. Trabajaba mucho y muchas horas, pero su sueldo era muy escaso y no se conformaba.

¿Y quién se conforma con lo que tiene? Ni siquiera los emperadores, o sea que un picapedrero que trabajaba mucho y casi por nada ¿no iba a hacerlo?

Se quejaba de la dureza de su trabajo y un día exclamó, suspirando: «¡Ojalá fuera rico y pudiera descansar en un diván con una colcha de seda!». Y bajó un ángel del cielo y le dijo: «Eres lo que has dicho». Y de repente era rico, y descansó en un diván con colcha de seda.

Pasó por allí el rey con jinetes delante y detrás de su carruaje y con un parasol dorado para protegerse la cabeza. Cuando el hombre rico vio aquello, se enfadó porque él no tenía un parasol dorado y no se conformaba. Suspirando, dijo: «Ojalá fuera rey». Y el ángel volvió y le dijo: «Eres lo que has dicho».

De repente era rey y llevaba muchos jinetes delante y detrás de su carruaje y un parasol dorado para protegerse la cabeza; el sol lanzaba rayos tan ardientes que la tierra se agostaba y se marchitaba la hierba. El rey se quejó de que el sol le abrasaba la cara, de que superaba su poder, y no se conformaba. Suspirando, dijo: «Ojalá fuera el sol». Volvió el ángel y le dijo: «Eres lo que has dicho». Se convirtió en el sol y lanzó sus rayos en todas direcciones, a derecha e izquierda, por todas partes, y agostó la hierba de la tierra y abrasó el rostro de todos los reyes que habitaban la tierra.

Y de repente una nube se interpuso entre la tierra y él, y los rayos del sol rebotaban, y se puso furioso al ver que se resistía a su poder. Se quejó de que la nube lo superase, y no se conformaba con nada. Quiso ser la nube, tan poderosa como ella, y el ángel volvió y le dijo: «Eres lo que has dicho».

Se convirtió en nube, se colocó entre el sol y la tierra y recogió los rayos para que la hierba verdeara. La nube derramó grandes gotas de lluvia sobre la tierra, los ríos se desbordaron y las riadas se llevaron las casas por delante, destruyeron los sembrados con tanta agua. Cayó sobre una roca que no quería ceder, le lanzó chorros de agua, pero la roca no cedía, y se puso furioso porque la roca no cedía a su poder, porque el poder de tanta agua era vano, y no podía conformarse con eso.

Dijo: «Esa roca tiene un poder que supera al mío. Ojalá fuera una roca». Llegó el ángel y lo convirtió en roca, y no se movió ni cuando brillaba el sol ni cuando caía la lluvia.

Y entonces apareció un hombre con un martillo y una gubia para arrancar trozos de la roca, y la roca dijo: «¿Cómo es posible que el poder de este hombre supere al mío y me arranque trozos?», y no se conformaba. Dijo entre lamentos: «¡Soy más débil que él! Ojalá fuera ese hombre». El ángel bajó del cielo y le dijo: «Eres lo que has dicho». Y volvió a ser picapedrero, a arrancar piedras a base de mucho trabajo, y a trabajar mucho por poco dinero... y se conformó...."

Autor: Desconocido




Aunque esta sea una historia irreal su metáfora no se aleja de nuestra realidad. Muchas veces nos quejamos de lo que tenemos y de lo que vivimos y en consecuencia nacen las metas y deseos. Una vez logrados nuestros deseos, nos damos cuanta de que aun no somos felices, han aparecido nuevas inconformidades que generarán nuevos deseos, y estos a su vez nos obligaran a trazar nuevas metas para crear así un circulo repetitivo.

Lo que sucede es que malgastamos nuestras vidas posponiendo nuestra felicidad para el momento que se cumplan nuestros deseos. La felicidad no es una meta, por esto no debemos condicionarla y hacerla dependiente a NADA, ya que de esta manera estaremos creando una situacion de "felicidad" incompleta y efímera. Y aunque no puedo decirte cual es tu felicidad verdadera, puedo decirte que este circulo vicioso definitivamente no lo es, está muy lejos de ella.

Zaratustra.

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